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Cada acción, ya sea positiva o negativa, tiene su reacción. Esta expresión es precisamente lo que los orientales denominaron Karma y en los últimos tiempos, ha llegado también a Occidente. Su conocimiento ayuda a solventar los problemas y aumentar la conciencia sobre la vida.
A menudo, las personas no suelen preocuparse por sus actos y sus consecuencias hasta que ven surgir los problemas en sus vidas y éstos les agobian. En este momento, el ser humano empieza a preguntarse: ¿por qué me pasa esto a mi? ¿qué he hecho yo para merecer esto?
El conocimiento del Karma, entendido como la acción y reacción en lo concreto (ya sea para una situación positiva o negativa), nos permite tomar las riendas de nuestra vida y encontrar respuestas a estos interrogantes. Nos ayuda a entender las condiciones en las que nos hallamos y qué acciones debemos emprender para avanzar en el camino.